El
pasado domingo diecisiete de abril de dos mil diecisiete, se publicaron dos
noticias en el periódico “Diario de Valladolid”, en España, relacionadas con la
restitución internacional de un pequeño de 3 años y 7 meses, a dicha localidad,
que estuvo retenido ilícitamente por su madre durante cuatro meses en su país
de origen, México, sin consentimiento paterno.
La
primera de las noticias http://www.diariodevalladolid.es/noticias/valladolid/hijos-sin-billete-vuelta_82910.html relata los antecedentes
del caso y como el padre, tras cuatro meses, logró que un juzgado familiar en
Pachuca, Hidalgo, México ordenase la restitución del pequeño a su domicilio de
residencia habitual, en Arroyo de la Encomienda, Valladolid, España.
José
Gabriel se casó con una ciudadana mexicana y establecieron su domicilio en la
mencionada localidad de este último. Al poco tiempo tuvieron un hijo.
El
día quince de noviembre de dos mil dieciséis, cuando el padre regreso de
trabajar, encontró una nota de puño y letra de su esposa. En ella se leía: “Querido
José: Me has dicho que tú no necesitas tiempo, pero yo sí tengo que pensar
si quiero volver a integrarme en tu familia. Estamos en un hotel de Valladolid,
regresamos mañana a las 4, nos vendrá bien estar un poco separados”. Pero
la madre y el niño no regresaron. Por las indagaciones de la policía, mas tarde
se supo que ese mismo día habían tomado el vuelo IB-6403 de la aerolínea
iberia, saliendo de Madrid, España y con destino a la Ciudad de México.
José
Gabriel comenzó la batalla por recuperar a su hijo. Por medio de una asociación
española, Colectivo de Padres y Madres contra la Sustracción Parental, logró
contactar con otro padre cuyos hijos también había sido retenidos en México
años atrás, Jorge Shaw, a quien este Despacho Jurídico defendió en su día.
A
diferencia del caso de Jorge, donde sus hijos estuvieron mucho tiempo en
paradero desconocido y el padre tuvo que trasladar su residencia a México por
casi dos años para, primero localizarlos y, después, enfrentar una intensa
batalla judicial y una extrema manipulación materna de los niños en su contra
hasta recuperarlos, José Gabriel sí pudo mantener contacto con su hijo por
internet, jugando con mucha paciencia con el pequeño través de la pequeña
pantalla del teléfono o de la tablet, lo que le permitió conocer el paradero de
su hijo y lograr una pronta recuperación.
Aún
así, lograr ese contacto por internet no fue fácil. Durante el primer mes la
madre cerró sus redes sociales y cambió el teléfono; casi un mes después, le
respondió a uno de sus correos electrónicos; ante la insistencia de José
Gabriel, le proporcionó su nuevo número de teléfono. El padre solicitó en
varias ocasiones a la madre, por e-mail, que regresara, pero ella insistió: “no
voy volver”. A partir de ahí, con mucha paciencia, fue obteniendo muy poco a
pocos los datos decisivos que mas tarde permitirían su localización. Efectivamente
y como se lee en la nota periodística, en esos cuatro meses, la madre se
trasladó de domicilio tres veces, todas en México, y, en la última, le dio la
dirección a José Gabriel para que le enviara dinero para inscribir al niño en
el colegio. Esa fue la pista clave para ubicarlos definitivamente en Pachuca,
Hidalgo, México.
En
el caso de José Gabriel, el contacto continuo de este Despacho desde México y
el padre, en España, desde un inicio, permitió la recopilación de todas las
pruebas que luego serían de utilidad en el posterior juicio en México, se tomó
nota de todas las conversaciones, se recabaron los documento necesarios y, una
vez integrada la solicitud de restitución internacional, conforme al Convenio
de la Haya sobre los Aspectos Civiles de Sustracción Internacional de Menores,
se presentó el caso ante la Autoridad Central española.
Después
de su revisión, enviaron la documentación a la Autoridad Central Mexicana. Esta
Autoridad, tras recibir y aceptar la solicitud y como parte de sus funciones,
elaboró una comunicación escrita, trasladando la solicitud al Tribunal de
Justicia del Estado donde se encontraba el niño, para que este a su vez lo
turnara al juzgado competente para la resolución del caso. Sin
embargo, hay que tener en cuenta que dichas funciones no abarcan la
representación legal de los solicitantes en el juicio, ni la designación de
abogados. Por ello es muy conveniente contar con asesoramiento profesional
desde inicio, para preparar una caso solido y conocer de antemano los detalles
del problema y los documentos que puedan avalar los hechos y argumentos que
luego se defenderán en juicio. Además, poder dar seguimiento al trámite
burocrático en cada instancia es sumamente beneficioso para lograr agilizar el
inicio del procedimiento judicial.
En
el caso de José Gabriel, los acontecimientos se precipitaron; el
sábado cuatro de marzo la madre del pequeño hizo del conocimiento del padre
que, en una semana, se marchaba a Estados Unidos de América; el lunes el padre
se trasladó a México; el martes, siete de marzo, acudimos al juzgado y
solicitamos medidas cautelares para evitar una doble sustracción; en tan solo
dos días se logró que, en colaboración de todas las autoridades, la madre se
apersonara al juzgado, se le notificara del procedimiento y se retuvieran los
pasaportes para que madre e hijo no pudieran abandonar el país; tras los tres
días de plazo concedido para su defensa, el lunes trece de marzo se celebró la
audiencia y se dictó sentencia ordenando la restitución del niño a España, al
lado de su padre. El padre estuvo en México un total de siete días.
El
segundo artículo publicado en el Diario de Valladolid http://www.diariodevalladolid.es/noticias/valladolid/casi-todos-secuestros-acaban-mal_82911.html hace
referencia a la situación de las sustracciones internaciones en España y hace
hincapié en que los cuatro meses que transcurrieron desde que el hijo de José
Gabriel fue trasladado ilícitamente a México y su retorno a España, por medio
de la sentencia que ordenó su restitución, es una excepción. Lo anterior, si se
compara con los largos procesos que enfrentan otros padres en su misma
situación.
Ahora
bien, lo que parece la excepción – que una
restitución internacional “solo” tarde cuatro meses desde el momento que los
niños son trasladado a otro país – debería ser la regla, nunca la excepción.
Las claves de la pronta restitución del pequeño a casa,
con su padre, pueden resumirse de la siguiente manera:
1.El padre logró la comunicación con su hijo, lo que facilitó
su localización. Fue muy paciente, obtuvo información muy poco a poco y fue
capaz de mantener la ilusión del niño por hablar y jugar con él, aunque fuera
por medio de videoconferencia. Sobre
todo, logró que no se perdiera el fuerte vinculo paterno filial, aun cuando el
pequeño solo contaba con tres años de edad cuando su madre se lo llevó.
2.La celeridad en la presentación de la solicitud de
restitución internacional ante la Autoridad Central Española, incluyendo todos
los documentos y pruebas que facilitaron una resolución favorable.
3.El seguimiento dado al “trámite burocrático” en el país de
origen y, sobre todo, en el país de destino, hasta que se inició el
procedimiento judicial correspondiente.
4.El juicio fue muy rápido, conforme a los lineamientos del
Convenio de la Haya, donde en pocos días se logró una sentencia favorable al
retorno y la misma se ejecutó
inmediatamente.
5.El equipo de funcionarios involucrados en todos y cada uno
de los peldaños que hubo que ir subiendo, estuvieron a la altura, cada uno en
el ámbito de sus competencias. México ha evolucionado mucho en el cumplimiento
del Convenio de la Haya y, a día de hoy, tanto las estadísticas como los casos
que este despacho ha representado, indican que México está cumpliendo con sus
compromisos internacionales y lo está haciendo bien y rápido.
Autor: Josefina Mestre
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